A pesar de los miles de millones de dólares generados de 1975 al 2000 esta provincia no puede mostrarle a la sociedad una obra importante en calidad
A pesar de los miles de millones de dólares generados de 1975 al 2000, esta provincia progenitora del héroe de Palo Hincado, Juan Sánchez Ramírez, no puede mostrarle a la sociedad dominicana una obra importante en calidad y conveniencia, sólo puede exhibirse el Iteco, y poco más de 100 empleos fijos durante el proceso.
En esa fase el trabajo estuvo a cargo de la Rosario Resources hasta el 1979; de ahí en adelante se creó la Rosario Dominicana, por decisión del gobierno de entonces.
Por vía de consecuencia, cada año se le entregaba a la provincia unos “chelitos” miserables, que nunca guardó proporción con las utilidades derivadas del 5% establecido por ley.
Entonces, hubo una conjura para cercenar las bondades donadas por Dios a Cotuí, con una participación multicolor.
Pero esa ignominia no puede seguir; la legislación en cuestión tiene que ser modificada radicalmente ahora, antes de que se inicie la extracción de los sulfuros por parte de la minera Barrick Gold Inc., pautada para dentro de 3 ó 4 años, o sea, llevarlo de un 5 a un 20%.
Mucho peor que ayer, los trabajadores cotuisanos transitan un camino tortuoso y son “vampirizados” por la subsidiaria Adecco Dominicana, (reclutadora), que le paga miserables salarios por 12 horas de jornada, RD$7,000 mensuales a un guardián y RD$15,000 a un chofer de camión de carga.
¡Oh – Cotuí de mis amores, bañado con la cadencia de las aguas del Yuna y del Maguaca; que te inspiras en la sonrisa eterna de tus arrozales, cuántas heridas ten han ocasionado la desconsideración de tus visitantes extraños, comerciantes, hacedores de fortuna fácil, transeúntes de ocasión aprovechada.
Cuánto olvido por parte de gobiernos y amigos de arriba, los que deben tomar decisiones acorde con la justicia de Dios!
¡Oh-Cotuí de mis primeros pasos y dulce adolescencia; venden muy caro a tu hijo precioso, te regalan una infamia material, a cambio del sudor, la sangre y la vida de tus otros vástagos, de las arrugas prematuras de mis contemporáneos cincuentones, de los pulmones explotados de centenares y del estupro de tu alegría! Basta ya…