Yo en la Bolívar ayer martes tempranito.
Pasan carros públicos vacios a toda prisa.
Pasan taxis independientes ocupados de forma inusual.
Pasan guaguas que van kilómetros, Pintura y San Cristóbal, repletas con personas y varias de ellas enganchadas en la puerta.
La OMSA brilló por su ausencia.
Por las aceras, muchos caminaban a prisa con el afán de llegar a sus respectivos trabajos, que al parecer les quedaba cerca.
Así transcurre media hora, y casi una hora.
Entendí pues que se trataba de otra de las inoportunas huelgas de choferes en perjuicio de los trabajadores pobres.
De una de las calles aledaña sale, como si fuera de la nada, un chofer que no decidió dejarse de ganar su comida.
Con ese me monto a prisa junto a otros pasajeros que íbamos por la Gómez bajando, Marion y hasta la Feria.
Ahí quedó la ruta porque otros choferes alertaron al chofer que nos trasportaba, que en cierto lugares se corría el peligro de ser víctima de agresiones, supuestamente de parte de los promotores del paro dispuesto por del sindicalista Juan Hubieres.
Así es un día cualquiera en República Dominicana, al levantarse la ciudad Santo Domingo para ir a trabajar y tratar de encaminar nuestro país por mejores senderos.
Ante todo, nada hacen las autoridades correspondientes y permiten que grupitos de ricos “empresarios” hagan lo que le venga en ganas en este país.
¿Hasta cuándo? , no sabemos.
Autor:Jorge Casado
Periodista y escritor
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