Crece un monstruo en Angelina

El uso de sustancias prohibidas es una práctica que avanza en el distrito Municipal de Angelina, sin que al parecer, a nadie; autoridades, comerciantes, iglesias, grupos comunitarios, y padres de familias, les importe el futuro de sus hijos y la paz de su comunidad.

Y no les interesa porque miran sin preocupación, como cada día, son más los jóvenes que caen en ese mundo oscuro, la muestra, es que cada sector social esta concentrado en sus propios asuntos, y ningunos desarrollan una acción concreta, dirigida a ofertarle otras oportunidades a los jóvenes .
Las iglesias se sienten muy tímidas con sus programas de orientación , en las homilías el tema del consumo de drogas no se toca, y no es que denuncien ni enfrenten a sus promotores, no eso no, sino que al menos adviertan sobre las consecuencias que arrastra ese flagelo.

En las escuelas los profesores le huyen al tema como el diablo a la cruz, y las autoridades del gobierno, como las secretarías de Estado de Deporte y de la Juventud, no ha puesto un solo huevo al respecto.

Los organismos competentes, que desde el gobierno deben contrarrestar esa actividad delictuosa , no han obtenido resultados favorables, y ni se diga del poder municipal, que con tres administraciones, incluyendo la actual, no han dado pie con bola en lo que pueden aportar, que es ofrecerles otras alternativas a nuestra juventud.

El consumo de esas sustancias destruye al ser humano, lo convierte en un vagazo, en un despojo, pero antes lo lleva a cometer los más horrendos hechos, sin importar a quien perjudique, hasta la madre deja de ser sagrada para un hijo adicto.

El adicto, poco a poco se va convirtiendo en un monstruo, que cuando alcanza su última transformación, puede llegar a matar, robar, asaltar y violar, por la sola necesidad de obtener los recursos para mantener su vicio.

Las consecuencias de este mal es conocida por todos, en Angelina se hace necesaria una mayor responsabilidad, desde las autoridades hasta las familias , sin que ésta responsabilidad signifique enfrentar a los que promueven esa actividad.

Ese mal no se resuelve con la fuerza ni con el enfrentamiento , “no” de ninguna manera, se debilita con jóvenes cautivados en un verdadero plan de desarrollo cultural y deportivo que los mantenga fuertes física y mentalmente.

Pero en ese plan de desarrollo deben participar todos, porque hoy la preocupación es mínima, pero pronto, cuando Angelina esté llena de bandas, cuando comiencen a asaltar a los comerciantes , cuando hijos violen a sus madres, cuando no podamos salir a la calle, cuando aparezcan decapitados en arrozales, ahí si vamos preocuparnos, pero en ese momento será demasiado tarde.

En nuestra comunidad crece un monstruo, y pocos por no decir ningunos se percatan de ello, ese monstruo puede llegar hasta a las mejores familias, y afectar el sosiego del comerciante que no aporta un trofeo al equipo de béisbol y a los hijos de autoridades que no cumplen con su deber.

Ese monstruo no tiene color, estatus social, ni religión.