Los pillos roban en casas y establecimientos comerciales de aquí con una frecuencia y facilidad asombrosa, sin que haya una acción de las autoridades policiales y judiciales para contrarrestar la situación.
Muchos de los robos se producen a plena luz del día, aprovechando la soledad de algunos hogares, y también amparándose en la ineficacia de la Policía local como resultado de la poca vigilancia que ésta ofrece.
En alguna gente del pueblo corre el rumor, o la especulación, de que pudiera haber una especie de confabulación entre policías y ladrones, ya que no se explica la facilidad en que operan éstos cacos, aún tratándose de un pueblo pequeño como Fantino.
Incluso, el mismo rumor público dice conocer quiénes son los que roban, los mencionan por sus nombres, pues son muchachos del pueblo, de familias humildes y trabajadoras pero que se han descarriado dejándose arropar del vicio de las drogas y las apuestas en juegos de azar.
Hasta los han enumerado, alegan que ellos son cuatro (por lo menos los principales) y en las conversaciones rutinarias del pueblo los mencionan por sus nombres, a algunos, y por sus apodos, a otros.
Pero nadie se querella y están sueltos porque “no hay pruebas” contra ellos.
Los principales objetos blanco de los robos son, tanques de gas propano, inversores, baterías y otros electrodomésticos.
Voces del pueblo dicen que estos artefactos muchas veces pueden ser encontrados en los distintos puntos de drogas, donde son llevados para negociarlos a cambio de estupefacientes.
También hay queja en contra de las autoridades del Ministerio Público, porque alegan que el fiscal de aquí no encamina la acción judicial hasta las últimas consecuencias cuando raras veces la Policía atrapa a un ladrón.
“Ya el pueblo se está hartando de tanta ineficacia e indiferencia de las autoridades y vendrá el momento en que el pueblo tomará la justicia por sus propias manos”, dijo una voz autorizada de la comunidad que prefirió el anonimato por temor a represalia en su contra.
Luis Brito,Nuevo Diario
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